HOMBRE DE NUDOS
FRANCISCO BUTIÑÁ, SJ
“Hombre de nudos, soñador de redes”
La silueta de Francisco Butiñá se distingue mejor al trasluz. Su perfil abierto muestra, sin acotarla, la riqueza de una personalidad extraordinaria.
Fue un hombre del siglo XIX, pero sus intuiciones carismáticas le acercan con fuerza insospechada a los umbrales de nuestro tercer milenio.
Fue catalán, pero su trayectoria de exilio histórico e itinerancia interior forjó en él un corazón universal.
Fue jesuita, pero su recia pertenencia a la Compañía de Jesús no le eximió de recorrer la difícil travesía de la fe que atraviesan los grandes creyentes.
Fue intelectual, pero los clamores del inundo obrero polarizaron su amor, querer e interés.
Fue fundador, pero la fidelidad a su vocación le pidió que se dejase arrancar su obra de las propias manos.
En los albores de los movimientos liberacionistas, y en unas coordenadas políticas y eclesiales muy concretas, Francisco Butiñá fue un hombre que creyó en la mujer y se aventuró a trazar con ella un paradigma diferente de vida religiosa. Bien anudado a su época y a sus circunstancias, comenzó a soñar redes de buena noticia que alcanzan a los trabajadores pobres de cualquier tiempo y lugar.
El día 16 de abril recordamos su nacimiento a la vida, el comienzo de su rica trayectoria vital, llena de pasión por el misterio de Cristo en Nazaret. Porque lo reconocemos como testigo de Jesús Obrero con la transparencia que el mundo del trabajo sigue anhelando, recientemente se ha solicitado la introducción de su causa.
Margarita Saldaña Mostajo, fsj
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